Me llamo Carlotta Moratti y soy presidenta del proyecto Inter Campus. Siempre he insistido en que se use el término Presidenta y no su sinónimo masculino, porque no debemos dar nada por hecho y porque, a pesar de los privilegios que me doy cuenta que tengo, ser mujer y ser la cabeza de un proyecto deportivo, más aún en el mundo del fútbol no es nada sencillo.
Y por qué hay que partir de las pequeñas cosas para conseguir las más importantes.
Entre ellas, la igualdad de género sigue siendo un objetivo muy difícil y distante. De hecho, Naciones Unidas la ubica entre los objetivos a alcanzar para 2030.
He tenido la suerte de visitar varios países para llevar a cabo nuestro proyecto y obtener maravillosos resultados en este tema.
Conocí a chicas iraníes que estudiaban periodismo deportivo para escribir sobre fútbol en un país que ni siquiera les permitía entrar al estadio. Conocí a niñas en orfanatos rumanos que se volvían masculinas en sus modales e incluso en su apariencia para tratar de ser respetadas.
Pero también he visto chicas con velos y ropa incómoda y abultada corriendo y divirtiéndose con el balón en las afueras de Túnez. El campamento estaba en medio de los vertederos y las niñas sonreían y disfrutaban a pesar de tener evidentes dificultades psicomotoras ya que nunca se les había permitido practicar un deporte en grupo, al aire libre, con sus compañeros masculinos. En sus ojos una satisfacción muy dulce y emocionante.
Llevar a las niñas al campo en algunos países es un gran logro. Sobre todo, en contextos donde las responsabilidades familiares recaen íntegramente en la mujer y desde muy temprana edad las niñas tienen que cuidar de sus hermanos menores y se les niega el derecho al juego. Pequeñas muchachas, madres.
Me asombró cómo el único lugar donde percibí los mejores logros en la búsqueda de la igualdad de género fue Chiapas, en las comunidades zapatistas, en un país como México, fuertemente machista, con una altísima tasa de feminicidios. En sus caracoles se puede sentir el deseo de luchar para que todas las mujeres puedan emanciparse.
Porque como dicen:
«Ninguna mujer, de cualquier edad, clase social, militancia política, color, raza o creencia religiosa está a salvo»
Por eso en Inter Campus intentamos con una sonrisa salvar y proteger a las jóvenes del mañana.
A partir de hoy todas las semanas les contaremos una de estas historias, de estos intentos de cambiar lo que parece inmutable, de cambiar a nuestra pequeña manera el rumbo de la historia.
08.03.2021