CALI – Entre los bancos hay muchas camisetas de los nerazzurri, instrumentos y clarinetes colocados en el suelo, vestidos de baile que se asoman de las mochilas. No hay diferencia entre hombres y mujeres, todos hacen todo. El ritmo del fútbol en un pulso de las manos, la velocidad de la pierna para seguir la música.
Estamos en Rozo, en la escuela primaria y media dirigida por un profesor multidisciplinario y poco convencional. Él tiene una gran pasión por sus estudiantes, a quienes les enseña matemáticas y física a través de educativos juegos. Construyendo maquetas en el aula, los niños aprenden a calcular distancias, haciendo una triangulación en el campo que comprenden las figuras. Durante las clases de baile aprenden los conceptos de espacio y tiempo. Cada actividad tiene una marca lúdica para un aprendizaje «inconsciente», pero efectivo.
Naturalmente, Edgar, así se llama, es también el entrenador del Inter Campus. Al sonido de la campana, los niños corren al gran área de césped adyacente a las aulas. Las chicas arreglan su cabello en maravillosos peinados, para estar listas para correr y desafiarse unas a otras. Practican deporte juntos, entrenando con compañeros que se convierten en rivales en los partidos de práctica. Todos indistintamente amigos, esperan el espectáculo de danza, donde las parejas teatrales bailan y tocan los grandes clásicos de la cultura popular colombiana, al ritmo de los tambores y los clarinetes.
30.05.2019