LUBUMBASHI- Un autocar lleno de material para los niños y las doce personas (entre las cuáles estamos nosotros) baja rápido por un sendero de tierra roja típica del Congo. La temporada de lluvias dura desde octubre hasta marzo y saliendo de la ciudad, los viajes pueden convertirse en auténticas aventuras. Por suerte, los congoleños saben cómo defenderse ante la dificultades de la vida. Así, los cuatro entrenadores se suben en dos mototaxis (sí, habéis contado bien, tres en cada moto) y nos preceden en un camino difícil mientras nosotros, una vez hemos conseguido desencallar el autocar, nos dirigimos a Cawama, a cuarenta kilómetros de Lubumbashi.
Aquí entrenamos a cuarenta niños y niñas de las células locales en el pequeño centro construido por Inter Campus con la ayuda de Unicef y de los aficionados interistas. Es sólo el último día de una misión en la que hemos trabajado también en la escuela construida por nuestro partner Alba onlus en Jema´a Yetu, con los chicos del Bakanja Centre y con veinte niñas de la asociación Rode para la asistencia de niñas abandonadas. Los diez entrenadores y entrenadoras locales nos han seguido con gran participación traduciendo nuestras instrucciones al swahili, bemba o tshibula, dependiendo de los niños a los que nos dirigiéramos.
Ya estamos en casa y los niños que al principio nos tomaban el pelo («hey Muzungu=hombre blanco) ahora , en cambio, recuerdan nuestros nombres: ciao Massimo, ciao Lorenzo, ciao Dario. ¿Cuándo volveréis? pronto, muy pronto amigos.
27.01.2016