CARACAS – A veces el fútbol no es una prioridad, cuando, por ejemplo, las condiciones sociales y de salud son serias, en un país donde la alimentación adecuada en niños y padres no está garantizada. O si no, cuando no hay escuelas o instituciones capaces de educar a los niños. En Venezuela no siempre fue fácil dar continuidad al proyecto, haciéndolo relevante para la comunidad local, precisamente debido a la inestabilidad política y económica del país.
Aún más en estos contextos, el deporte debe ser una herramienta que busque objetivos más grandes. Entonces sí, es ahí cuando se vuelve fundamental. Esto es lo que ha estado sucediendo en Caracas durante varios años, un enfoque integrado. De hecho, Inter Campus, junto con las asociaciones locales, incluida Pasion Petare, y gracias al apoyo de UEFA Foundation for Children, ha logrado garantizar que cada uno de los participantes del proyecto, 125 en total, reciban dos comidas a la semana al final de cada sesión de entrenamiento. El comedor, como lo llaman aquí, es decir, la merienda caliente para todos, se convierte en la comida principal para estos niños que desafortunadamente no tienen muchas posibilidades en casa.
A esto se suman los torneos amistosos en toda la ciudad, para conocer nuevos amigos y descubrir qué hay fuera del vecindario, días divertidos de cine, sesiones de capacitación para grupos de preadolescentes y reuniones con los padres. Este año también se organizó un viaje al mar, donde casi nadie había estado.
Incluso en la playa se juega al fútbol, ¡porque nadie sabe nadar!
16.09.2019