COCHABAMBA – El bus pasa cada sábado por la mañana. La parada está en frente a la prisión San Sebastián, un lugar donde sus padres están recluidos. Sus hijos los visitan antes de partir hacia el Centro Educativo y Recreativo (CER) de la Fundación Casari, siendo siempre acompañados por la Hermana María Ángeles y la Hermana Claretta, ambas involucradas en el servicio pastoral de la prisión.
Este lugar es como un paraíso para los niños. Allí tienen una cantidad de juegos para elegir y muchos instructores con quienes divertirse. Hay un futbolín, un tobogán y una cancha de fútbol. Además, los entrenadores del Inter Campus organizan partidos y torneos para que los niños disfruten. Finalmente, antes de irse a casa, cada niño recibe algo de comer. 70 pequeños llegan cada semana. La última vez vino una cara nueva, desconocida para el resto. Massimo, el Presidente de la Fundación, se acercó al chico nuevo y le preguntó su nombre y cómo se había enterado del CER. El pequeño sorprendió a todos con su respuesta. Un amigo suyo lo había invitado diciéndole lo siguiente: «Es fantástico, aquí podemos jugar a lo que nosotros queremos jugar, nos dan comida y nadie nos pega. ¡Tienes que venir!»
Es común que varios de nuestros niños sufran problemas familiares y tengan una vida difícil, por lo que el Inter Campus significa lo siguiente para ellos: un lugar para ser escuchados y donde pueden jugar libremente. Un lugar de paz y serenidad.
18.01.2019